Iglesia San Benito de Abad
La iglesia, de nave única, planta alargada y ábside poligonal, se cierra mediante una bóveda de cañón con lunetos y seis arcos fajones que descansan en los contrafuertes y compartimentan el espacio interior en seis tramos, excluido el presbiterio. Capillas-nichos, cubiertas con bóvedas de cañón, se alojan entre los contrafuertes excepto en el tramo del coro, más ancho que el resto de la nave, cuyos extremos acogen dos pequeños espacios circulares rematados con cúpulas semiesféricas.
Arcadas de medio punto y rebajadas sustentan la bóveda del coro cuyo acceso se realiza mediante una escalera de caracol pegada al muro en unos de los habitáculos anejos. Rompiendo la simetría de la planta y adosadas al primer tramo de la cabecera, se encuentran una torre de tres cuerpos en disminución en el lado del Evangelio y una capilla cubierta con cúpula de media naranja sobre pechinas en el de la Epístola. La fábrica, de mampostería con sillares o ladrillos en las esquinas, se caracteriza por su solidez y simplicidad.
La desornamentación es quizá el rasgo predominante. En el interior una moldura recorre los muros laterales inmediatamente debajo del salmer; algunos fragmentos de pintura parietal afloraron en una reparación de los años setenta, pero los responsables de la obra no las consideraron interesantes y decidieron taparlas. En el exterior la decoración se centra en la portada de los pies; un vano adintelado, un óculo y un frontón, todo ello enmarcado por molduras de ladrillo, es lo más representativo.
Ermita de la Virgen de la Estrella
Edificio de planta rectangular, de nave única compartimentada en cinco tramos y cubierta por una bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones que apoyan en pilares adosados. A ambos lados, capillas-hornacina con planta semicircular y bóveda de cuarto de esfera. En el muro de la Epístola se abre uno de los vanos de acceso cuya portada, de medio punto, carece de interés debido en buena parte a las nefastas remodelaciones que ha sufrido recientemente. El vano de la fachada occidental aparece cobijado por una estructura adosada que refuerza el muro y recuerda, vagamente, un arco de triunfo, coronado por un frontón partido que acoge la única ventana con que cuenta la nave; una espadaña, flanqueada por volutas, completa la decoración.
La cabecera, incluido un crucero poco destacado, pertenece a una edificación más antigua que, en un momento no determinado, se decidió ampliar. La fábrica, de mampostería con verdugadas de ladrillo en la parte superior de los paramentos, se halla reforzada mediante contrafuertes semicirculares que aportan un cierto aspecto de fortaleza. En los puntos de unión entre la nave y el crucero, presenta unos contrafuertes de sección cuadrangular que no parecen ser contemporáneos. En el interior, el crucero se cubre con una cúpula de media naranja sobre pechinas, decoradas con óvalos que contienen el anagrama de María. El anillo está formado por una serie de cinco círculos concéntricos con motivos variados (cordón, hojas trilobuladas, rosetas, etc.) y la cúpula presenta un relieve plano análogo al de las bóvedas, de cañón con lunetos, de los brazos y el presbiterio. En la línea de arranque de las bóvedas, una cornisa continua sobre un friso con triglifos y metopas algo desproporcionadas.
Aunque se pretendió armonizar el espacio interior incorporando una cornisa y un friso similar en los frentes de los contrafuertes, la unión de la nueva nave con la cabecera no presenta una solución muy acertada; el arco fajón de aquélla se yuxtapone a un arco toral más alto y de menor luz sin ningún elemento arquitectónico u ornamental que matice la desigualdad entre ambos.
En la cabecera dos estancias rectangulares con cubierta de cañón, sacristía y antecamarín, delimitan el presbiterio y el camarín. A los pies, un coro con frente de arco rebajado.
En la fábrica se aprecian, al menos, dos momentos constructivos. El edificio primitivo es anterior a 1575 y pretende ajustarse a los esquemas renacentistas. La portada de los pies, característica del barroco popular, sugiere una cronología más avanzada para la nave.
Ermita de San Blas
Es un sencillo edificio, de planta rectangular y fábrica de mampostería, con un arco diafragma en la fachada de acceso y otro en el centro de la nave, que sustentan una techumbre de madera con cubierta de tejas. Protege el vano un pequeño pórtico con arco rebajado y tejadillo a dos aguas.
Al menos hasta 1925 la ermita estuvo bajo la advocación de San Miguel, pero es difícil determinar la fecha de inicio de esta tradición. La fiesta de San Miguel, que corresponde al final de temporada de la cosecha y fue establecida por la iglesia en el siglo VI, ha tenido una especial significación en el calendario festivo local: Septiembre renueva el ciclo agrícola y los contratos de arrendamiento de pastos siempre finalizan el día 28 de este mes. Así mismo, San Miguel aparece asociado regularmente con las actividades agropecuarias en los documentos antiguos.
Las referencias a la edificación son tardías, pero en la segunda mitad del siglo XVII el libro de cuentas de la Cofradía del Rosario menciona …un toro que se desgració en la sierra de San Miguel (actual sierra de San Blas). En 1794, en una relación de los bienes de los santuarios, ordenada por el Juez Protector de las Iglesias de las Ordenes Militares, San Blas y San Miguel comparten sus propiedades y se citan como un único santuario; en esta misma fecha, se ordena que el culto de algunas imágenes pase a depender de la parroquia, porque no son propiamente santuarios, pero el mandato no afecta a los santos que nos ocupan; y, en el inventario de la iglesia de San Benito correspondiente a 1879, San Blas permanece en la sacristía mientras que San Miguel está colocado en el altar de la Virgen del Carmen, lo que denota una cierta provisionalidad ya que, en 1885, el último fue trasladado a su ermita. Así pues, los datos referidos abogan a favor de un espacio propio de culto desde hace varios siglos que habría que identificar con el actual, aunque no se conozcan alusiones directas.
La ermita se localiza sobre un cerro amesetado con excepcionales vistas del entorno, especialmente de los pueblos extremeños más próximos: Baterno, Tamurejo, Garbayuela, Siruela, etc.
El día 3 de febrero se celebra una romería en honor al santo y los más pequeños acostumbran a tirarse por la “faraera”, una roca en rampa con la superficie muy lisa, que utilizan a modo de tobogán.
La Puente
Las primeras referencias conocidas sobre el puente se remontan al Catastro de Ensenada (1752); se trata de una mención indirecta que se refleja en las respuestas número 25, donde se incluye la reparación de puentes entre los gastos del común, y la número 17, donde se cita el molino de la Puente. El Diccionario de Madoz (1848) incluye una breve descripción sobre su aspecto general: …un puente de piedra de seis a siete varas de alto, con cinco ojos. En la actualidad, presenta una silueta apuntada, con fábrica de mampostería de piedra y mortero de cal, con los arcos y pretiles de ladrillo y sólo conserva cuatro ojos. El quinto pudo desaparecer en algún momento de fines del siglo XIX cuando, atendiendo a la memoria popular, se lo llevó el río un año de fuertes lluvias; la reparación se observa claramente en el lado oeste.
Tradicionalmente, la Puente era el único paso seco para comunicar las dos márgenes del río; aguas arriba y abajo, el cruce se llevaba a cabo a través de los vados.
El paraje de la Puente presenta un entorno paisajístico interesante, constituido, fundamentalmente, por las formaciones rocosas de pizarra en las que el río ha excavado su cauce. La vegetación está constituida por retamas y algunas aromáticas de poca altura, tomillos, arracada, almoroduje, etc. Al Norte de la corriente destacan las encinas.