Alamillo. Sus orígenes los podemos encontrar de forma documentada en el Calcolítico y en la Edad del Bronce, basándose para ello no sólo en la localización de numerosos yacimientos arqueológicos de dichos periodos, sino también en la gran cantidad de estaciones de pintura rupestre esquemática. A esto hay que añadirle el hallazgo de varios fragmentos de cerámicas campaniformes.
La ubicación de estos yacimientos es variada, Por lo que respecta a las pinturas rupestres, las encontramos en lugares elevados y orientados siempre a la vertiente de umbría, que llevan a pensar que fueron zonas habitas.
Un segundo tipo de doblamientos de da en lugares altos pero en cerros aislados, y aquí si hay indicios que hacen pensar que son permanentes, pues aparecen determinados tipos de estructuras. A la Edad del Bronce corresponde la denominada "Estela de Alamillo", en la que aparecen dos figuras humanas, el muerto y el brujo o chamán de la tribu, en el ritual de enterramiento, así como las armas y útiles típicos de un guerrero, es decir, peine, fábula de resorte, lanza, espada de antenas, bastón, etc.
Por lo que respecta a la etapa siguiente, es decir, la Edad del Hierro, encontramos un gran vacío en cuanto a evidencias directas, lo que no indica que no las haya pues esta zona está en conexión con la de Almadén, muy rica en mineral, y que seguro atraería a grupos indígenas. La romanización de la zona es evidente, ya que nos encontramos en la región algunos autores clásicos identificaron como Sisaponensis.
Se pueden encontrar dos tipos de asentamiento; unos relacionados con la explotación directa de yacimientos metalíferos, y otros identificados como las típicas villas romanas dedicadas a la explotación agrícola-ganadera.
Siguiendo con el orden cronológico, también podemos encontrar numerosas fortalezas y atalayas, árabes y cristianas, hecho que se relaciona con su posición geográfica de frontera, concretamente con el Valle de los Pedroches y con la fortaleza de la Virgen del Castillo, en Chillón, sirviendo como elemento comunicador entre ellas. Al parecer no hubo población medieval que lo identifique con poblado alguno, hasta llegado el siglo XV en el que se menciona a este pueblo como "El Saladillo" o "El Alamillo". A principios del siglo XVII, Felipe IV autoriza a varios vecinos de los Alamillos Altos y Bajos a construir una iglesia en su aldea, y así no tener que caminar dos leguas hasta Almadén y vadear dos ríos, con el consiguiente peligro que conlleva.